13 de abril de 2014

Los cazadores de Gademotta (Etiopía, África)

Localización y estratigrafía de la formación de Gademotta
Texto: Alex Guerra Terra. Fotos: Yonatan Sahle. ¿Quién estaba arrojando lanzas antes que el Homo sapiens? Puntas de obsidiana pertenecientes a lanzas arrojadizas, descritas en un reciente trabajo de investigación, son tan antiguas que en realidad son anteriores a los primeros fósiles de nuestra especie en 80.000 años. Hay al menos dos posibles implicancias, y ambas son asombrosas. La primera es que nuestra especie podría ser mucho más antigua de lo que previamente se pensaba, lo que cambiaría para siempre el árbol genealógico humano existente. La segunda, y más probable en este momento, es que una especie antecesora era extremadamente astuta e inteligente e hizo herramientas sofisticadas mucho antes de que el Homo sapiens surgiera. El Homo heidelbergensis, también conocido como Hombre de Heidelberg, vivió en África, Europa y Asia occidental desde hace al menos 600.000 años. Claramente se movía bastante, y es creencia de muchos investigadores que esta especie es el antepasado directo del Homo sapiens en África y del Hombre de Neandertal en Europa y Asia. La investigación a la que aquí nos referimos, se centra en las puntas de obsidiana para lanzas recientemente identificadas en un yacimiento de la Edad de Piedra etíope conocido como Gademotta, las cuales datan de hace nada menos que 280.000 años. Yonatan Sahle, investigador del Centro de Investigación de la Evolución Humana en la Universidad de California (Berkeley), y su equipo (Karl Hutchings, David Braun, Judth Sealy, Leah Morgan, Agazi Negash y Balemwal Atnafu), analizaron los artefactos y determinaron su cronología a partir de análisis por hidratación de obsidiana de los mismos, y de la datación por isótopos de argón, de las cenizas volcánicas que los cubrían. En vista de la evidencia arqueológica, fósil y genética conocida hasta ahora, estos nuevos hallazgos aislarían el este de África como fuente de nuestras modernas culturas.
Puntas de flecha de obsidiana de Gademotta
¿Hubo un superdotado entre los Hombres de Heidelberg? Los fabricantes de los artefactos encontrados tuvieron que diseñar la forma puntiaguda de las cabezas de las lanzas y sus mangos, y a continuación fue necesario unir las puntas firmemente a éstos. Incluso hoy en día todo este proceso requeriría de habilidad, concentración y múltiples pasos premeditados. Una innovación de estas características, supone un avance decisivo en la evolución de los cazadores paleolíticos. ¿Por qué? Porque estas lanzas eran arrojadas desde cierta distancia a la presa, lo que permitía al cazador sin lugar a dudas una mayor eficacia en la caza, aumentando la variedad de especies que podía cazar y reduciendo el impacto de la confrontación con aquellas peligrosas. Y no es que fueran estas lanzas las primeras armas realizadas y utilizadas por el hombre. Otras herramientas hechas en piedra ya habían sido encontradas en Sudáfrica con fechas muy anteriores, de hasta hace 500.000 años. Sin embargo, aquellas no eran puntas de lanza, sino toscas herramientas de mano hechas para impactar directamente con los animales, cuerpo a cuerpo. El arma utilizada, era empujada hacia la presa, al estilo neandertal. Además, la estratigrafía en aquel sitio sudafricano (Kathu Pan), es aún controvertida por lo que debe referirse con precaución. Pero volvamos a las puntas de Gademotta. ¿Podría acaso un “superdotado”, dentro de los grupos del Hombre de Heidelberg, como innovador de su conjunto de herramientas, haber llegado a elaborar esta útil punta de lanza con todo lo que implica su proceso de producción? El investigador pos-doctoral de la Universidad de California, y director del proyecto Yonatan Sahle, explica que es posible, ya que los avances tecnológicos no necesariamente se asocian con cambios anatómicos entre las especies Homo, como es comúnmente aceptado, sino que podrían haber comenzado mucho antes de que estos cambios comenzaran a producirse. Por lo tanto, la inteligencia necesaria para crear estas herramientas, podría haber precedido a nuestro actual tipo de cuerpo. En base a las recreaciones que se han realizado del Hombre de Heidelberg (y Mujer de Heidelberg), es una especie que se parecía mucho a nosotros, siendo de estatura bastante elevada, y complexión musculosa. Sin embargo, todavía no está claro que cazaran con lanzas, ya que de momento no es posible atribuirles estos artefactos encontrados en Gademotta.
Vista desde el sitio de Gademotta
Innovadores cazadores. Una mezcolanza de restos óseos de animales fue hallada en el lugar, que aún no han sido sometidos a los correspondientes análisis y por el momento no es posible determinar que realmente se trate de Homo heidelbergensis por la ausencia de restos óseos humanos. Sin embargo, los trabajos experimentales respecto al impacto sufrido por este tipo de proyectil, usado como arma directa contra el animal, e indirecta a través de una lanza, a cierta distancia, sí han sido determinantes para saber cómo fueron en realidad utilizados. Un 73% de las puntas estudiadas, fueron usadas como lanzas, con lo que queda claro que no fue una innovación “casual” o “aislada”, sino un avance logrado y adoptado hace 280.000 años. Pero mucho más queda aún por hacer. El sitio donde se han encontrado los artefactos, permitirá en un futuro realizar comparaciones etnográficas, que podrán contrastarse con una aproximación micro y macroscópica de los mismos (análisis de huellas de uso y de restos de fracturas).

La forma de los hombros: un cambio determinante. La idea de manufacturar puntas de flecha, facilitando así la caza de animales, podría según estos hallazgos tener unas raíces mucho más remotas a las aceptadas hasta ahora, formar parte de un proceso de evolución mucho más largo de que lo que se pensaba. En investigaciones anteriores, se había demostrado que la capacidad o habilidad del hombre de arrojar flechas, dependía del cambio en la forma de los hombros, el cual se produjo hace unos 2 millones de años, con el Homo erectus. Estas capacidades, habrían sido las que ayudaron en la evolución del Homo, acompañadas por supuesto, por los cambios climáticos que modificaron el comportamiento adaptativo de las especies a su entorno. En los últimos años, diversas evidencias han obligado a remover la idea de “comportamiento moderno” exclusivamente como del Homo sapiens, para dar lugar a la de “comportamiento complejo”, que sería el producto de una evolución con raíces mucho más amplias, y no a una alteración neurológica repentina entre los Homo sapiens. Los artefactos de Gademotta, ayudan a apoyar esta hipótesis, ya que entre esos avances que se fueron dando poco a poco en la evolución, estaría la capacidad de encontrar la manera de facilitar la caza, a través de flechas arrojadizas, que se remontaría, según las piezas del sitio, en 280.000 años.
¿Homo heidelbergensis u Homo sapiens? Independientemente de si fue el Homo sapiens o el Homo heidelbergensis quien manufacturó estos útiles líticos, la relevancia de la cuestión radica en que éstos nos ayudaron a comprender en qué momento (como mínimo) se produjeron importantes cambios  en el comportamiento del hombre. Desde luego, la historia de la evolución humana es mucho más compleja de lo que hasta ahora creíamos, y no una simple y encasillada asociación de ciertas tecnologías con una determinada especie.

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